Por Daniel Estigarribia
La Asociación Bonaerense de la Industria Naval ABIN que preside JORGE VARELA organizó el 12 de setiembre un Acto en conmemoración del DIA DE LA INDUSTRIA NAVAL ARGENTINA - como es tradicional - a bordo de la histórica Fragata Sarmiento.
Jorge Varela
Se inició con la presentación de las autoridades presentes, los invitados especiales y los miembros de la ABIN y representantes de otras entidades gremiales y sindicales del sector.
En primer lugar habló el Secretario de Industria de la Nación Fernando Grasso.
A continuación hizo lo propio el presidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Enrique Godoy.
Finalmente lo hizo el vicepresidente de la Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN), Miguel Ángel Sánchez cuyos conceptos agrego al final.
Miguel Angel Sanchez
Los oradores expusieron allí un panorama general sobre la actualidad de los astilleros públicos, las leyes de industria naval y marina mercante, la puesta en vigencia de la Ley de Compre Argentino, entre otros temas de actualidad.
Son numerosos actualmente los dificultosos aristas dentro de los cuales se tratan de desenvolver actividades dentro de la comunidad de la llamada Madre de Industrias.
Ello dió lugar a un animado intercambio de ideas y búsquedas basadas en la experiencia y conocimientos de los asistentes.
Protestas.
Ese día y simultáneamente hubo manifestaciones de protesta en proximidades de la Casa de Gobierno, ya que tuvo lugar una jornada nacional de lucha en distintos puntos del país en el marco de un paro nacional de la Asociación de Trabajadores del Estado ATE, con cortes y movilizaciones. Una de las demandas centrales tuvo que ver con el caso del Astillero Río Santiago. Los cortes más importantes tuvieron lugar en el Obelisco, en la autopista La Plata-Buenos Aires, en Puente Pueyrredón y en Neuquén, sumados al un acto central realizado al mediodía en Plaza de Mayo.
AGREGADO abajo: Texto de la presentación de Miguel Angel Sanchez
REF .: 1) www.globalports.com.ar (industria naval) 2) http://www.industrianaval.org/noticias/374/en-el-dia-de-la-industria-naval-las-entidades-del-sector-apuestan-al-dialogo-y-el-entendimiento/
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Día de la Industria
Naval Argentina
12
de septiembre de 2018
Resulta imprescindible
comprender, desde una visión geopolítica – industrial, que nuestro complejo logístico – naval es un
sistema integrado compuesto por los puertos, las vías navegables, la marina
mercante y la industria naval. Dentro de ésta red interactiva y dinámica,
actúan la industria naval liviana y pesada, pública y privada; transporte de
cargas y industria pesquera; parques industriales y zonas francas; economías
regionales y clusters sectoriales; recursos naturales y energías
renovables; intereses marítimos y
geoestratégicos; empresas o entidades vinculadas al Estado (Armada, Prefectura
Naval, YPF, INIDEP); y entidades educativas (centros de formación, escuelas
técnicas, universidades, centros de investigación) y civiles (cámaras
empresarias, sindicatos, etc.). Todo esto nos da una idea de ubicación y no sólo de circunstancia. Es decir, comprender
que lo que suceda o no en el mundo o en el país nos afecta pero lo que suceda o
no en éste entramado descripto, además, nos involucra porque somos parte del
mismo. No lo podemos eludir pero tampoco nos puede eludir.
La Industria Naval
Argentina tuvo, tiene y tendrá siempre ésta vocación y ésta capacidad para
participar en el diseño, transformación, reparación, renovación o construcción
de cualquier tipo de flota de navegación, sea fluvial o marítima, aquí o en el
exterior. Esto es parte de nuestro ADN industrial. Esto no implica que
ignoremos otros criterios e intereses, armatoriales, sindicales o
gubernamentales, como así tampoco que
desconozcamos donde y cuáles son nuestros puntos débiles. Los conocemos muy
bien.
Pero sucede que nnuestro
país es uno de los pocos en el mundo que teniendo
una industria naval instalada sigue permitiendo la importación de barcos usados:
pesqueros, mercantes, remolcadores, etc. Renovar o construir un barco o una
flota requiere de una industria naval activa. Nada de esto es realmente posible
sin la existencia de un plan que esté
previa y debidamente consensuado entre los principales actores. Solos, o por
pares, o por tríos, o por algunos, o por ciertos, jamás podremos diseñar una
política industrial argentina sustentable, creíble, firme, inclusiva, y
constante.
Sabemos que construir
barcos o renovar flotas no sólo depende de nuestras capacidades sino también de
al menos otras cuatro factores claves: condiciones
e incentivos para que el sector armatorial pueda invertir en el país;
condiciones de empleo dignas, equitativas y actualizadas; condiciones de
mercado interno, regional e internacional; y finalmente de la existencia de
políticas de Estado interrelacionadas, concretas y perennes al menos en el
corto y mediano plazo.
Precisamente, el pasado martes en
oportunidad del Día de la Industria Argentina el Ministro Dante Sica decía que es necesario bajar la inflación, aumentar
el financiamiento productivo, estabilizar la macroeconomía, hacer crecer el
mercado de capitales y de inversiones, destacando que “la industria ya no busca
sueldos bajos sino costos logísticos y energéticos bajos”. Para lograr esto,
decía, hay tres actores fundamentales: los empresarios, los trabajadores y el
Estado, que son quienes deben definir una “agenda colectiva”. Nosotros
coincidimos en esto y decimos, además,
que debemos empezar a trabajar en esto antes de ayer.
Debemos ocuparnos más en qué podemos y en qué queremos estar de
acuerdo antes que dedicarle tanto tiempo y esfuerzo a la razón que cada uno
tiene o cree tener para seguir en desacuerdo. Debemos saber encontrar estas
coincidencias, sean pocas o las que sean.
Necesitamos tener un mercado interno
fuerte; reducir los impuestos distorsivos; terminar con la informalidad; ganar
equidad tributaria; simplificar trámites; contar con una cultura exportadora; y
disponer de una preparación adecuada para éste presente que parece mezclarse
más con el futuro. El cambio tecnológico ya ocurrió y, sin embargo, nosotros
aún tenernos en Argentina un modelo educativo que responde más a las exigencias
de la revolución industrial.
Por eso, la alianza industria–conocimiento es urgente y tenemos que cooperar
entre todos en la transformación educativa, advirtiendo que aprovechar los
cambios tecnológicos que vivimos depende radicalmente de las transformaciones
sociales y culturales que podamos conseguir.
En éste sentido, nuestras acciones
deben enfocarse en crear nuevas empresas y consolidar las existentes; lograr
conectividad y energía; actuar en innovación, tecnología y desarrollo; trabajar
en la industria 4.0, en general, y en la
Industria Naval 4.0, en particular. Estos son algunos de los nuevos
paradigmas que nos incluye a todos los aquí presentes.
Pero también decimos que para que
exista ese mercado interno fuerte se exige estabilidad,
previsibilidad, planificación, decisión y acción. Para conquistar mercados
externos se necesita lo mismo. Y, en ambos casos, se requiere entender que la
competitividad no puede ser sólo empresaria, productiva, educativa y laboral
sino que también debe ser pública, estatal. El Estado presente, y no ausente ni distraído, debe ser tributariamente
competitivo, financieramente activo, económicamente equitativo,
diplomáticamente apto y políticamente práctico. En tal sentido, todos
tenemos varias tareas por hacer. Algunas, tendremos que hacerlas juntos y otras
cada uno asumiendo la responsabilidad que le corresponde, sea del sector
privado o público. Pero lo que ninguno puede dejar de ser es ser generador genuino de 5 elementos claves: de
empresas, de empleo, de competitividad,
de inclusión y de integración. Integrarnos significa unirnos
productivamente, territorialmente, estratégicamente, e inteligentemente.
Recientemente hemos
visto distintos sucesos que implican a los astilleros públicos. Se trata de
cuestiones que, de una u otra manera, nos involucran prácticamente a todos los
presentes. Desde la ABIN seguiremos
rechazando cualquier tipo de violencia, venga de donde venga. Pero, a la vez,
seguiremos defendiendo los intereses de nuestro sector. Ni antes ni ahora
hemos obviado o dejado de lado a ningún astillero, sea público o privado, ni
tampoco a ninguna empresa del sector, recordando siempre que en nuestras
empresas, los principales
responsables no son los obreros sino son los que las conducen. Nuestros
recursos humanos fueron, son y seguirán siendo nuestro capital fundamental.
Todos somos parte de éste espacio industrial argentino y lo que le suceda a uno
nos sucede a todos. Estamos convencidos de que cada empresa activa y cada
puesto de trabajo activo son una solución para una persona, para una familia,
para un pueblo, para una Nación. En tal sentido, nos ponemos a disposición para trabajar codo a codo a fin de encontrar
soluciones que dinamicen a nuestra industria. Ofrecemos nuestra disposición
para el diálogo, para oírnos, para hacer propuestas, para lograr juntos puntos
de encuentro.
Pero no permitamos, por favor, que las conclusiones sean, otra
vez, más violencia, más desempleo o más cierres de astilleros ni de ninguna
empresa argentina. Seguramente hubo y hay errores, pero seguramente también
hubo y hay aciertos. Trabajemos entonces desde
ahí. Todos debemos tener oportunidades dentro de las nuevas reglas de juego del
país y del mundo. Cada despido rompe la cadena de saberes técnicos que hacen al
patrimonio cultural de una Nación. Las profesiones estratégicas, como las que
hacen a la industria naval, no se
recuperan ni se reemplazan de la noche a la mañana. Ya hemos perdido mucho:
sólo entre 1990 y 2000, cerraron unas 150.000 industrias; pasamos de una tasa
de desocupación del 6% a casi el 30%; tuvimos una Marina Mercante con una flota
de 150 barcos y luego quedaron menos de 20.
No podemos seguir así, la
sociedad argentina no merece seguir pagando costos por ineficiencia, impericia,
negligencia, desidia, y/o corrupción.
La Marina Mercante
Argentina hace una contribución
fundamental para el desarrollo de la Nación. Su esfuerzo se concentra en ser
una alternativa atractiva y eficiente para productores y cargadores. Para ello,
tienen objetivos básicos a alcanzar como la desburocratización, la reducción de
los costos y la disminución de la presión fiscal. Se torna clave la generación
de exenciones a los tráficos fluvio-marítimos que, actualmente, no están
desarrollándose y que son susceptibles de captar inversiones en el corto plazo
(Hidrovía Paraguay Paraná, el Bilateral Argentina/Brasil, Internacional).
Es imprescindible que se
participe con buques propios en el tráfico bilateral con Brasil que está
protegido por el acuerdo binacional que privilegia 50+50 al tráfico marítimo de
mercaderías entre ambos países para buques de bandera nacional. Ahí puede
crecer nuestra Marina Mercante pero hoy no sólo no participa ningún buque
argentino sino que además la Unión Europea pretende eliminar la "reserva
de carga", que asegura un porcentaje del transporte de bienes con barcos
de bandera nacional. Ya decía el General Manuel Belgrano que "una nación que deja hacer por otra,
una navegación que puede realizar por sí misma, compromete su futuro y el
bienestar de su pueblo". Nosotros,
convencidos plenamente en el Mercosur, decimos hoy y aquí que en la nueva
relación Mercosur – Unión Europea que se pretende, tanto la marina mercante y como industria
naval deben ser excluidas de las negociaciones que se vienen desarrollando
hasta tanto ambos sectores logremos una madurez de competitividad que no hemos
alcanzado hasta ahora para ese contexto.
En cuanto a la Industria
Naval, desde 1980 entonces hasta la actualidad, se perdió el 90% de la
actividad y pasamos de u$s400 millones de ventas de valor industrial naval a
menos de u$s38millones. Es más, o es peor aún: nuestro sector pasó de
representar un 0,26% del PBI al 0,007% actual. Sin embargo, con políticas de Estado correctas la industria naval
nacional tiene un potencial formidable. Hay estudios que indican que
podríamos volver a tener 60.000 puestos de empleo directos e indirectos en
toda la cadena industrial naval y superar los u$s600 millones en ventas anuales. Entonces, para aquellos que dicen
que nuestra industria naval no sabe, no quiere o no puede, ponemos a su
disposición los 1.300 barcos que hemos construido en el país en los últimos 80
años. No son 1300 promesas ni 1300 proyectos. Son más de 1300 hechos
construidos en Argentina.
En éste contexto de las
políticas de Estado correctas, quiero destacar dos medidas recientes y
positivas. Por un lado, es el fallo judicial que ordenó la restitución al
Estado Nacional del predio del Astillero Tandanor que fuera fruto de una venta
fraudulenta del 1991. Este es otro astillero argentino con un alto valor
estratégico que no puede ser seguir siendo el motín pretendido por ciertos
desarrolladores inmobiliarios. Por otro lado, está la Ley de Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores, que fuera
aprobada por nuestro Congreso Nacional
el pasado mes de abril y que el Poder Ejecutivo reglamentó y puso en
vigencia. En una reciente nota periodística, Sergio Drucaroff, Subsecretario de
Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores, decía al respecto que “tenemos un
gran desafío por delante, poner en marcha una ley potente para una industria
fuerte, con mayores capacidades tecnológicas, generadora de empleo de calidad y
más exportadora”. De esta manera, las PyMEs radicadas en la Argentina tendrán
prioridad en las compras públicas y en grandes proyectos de infraestructura. Acompañamos ésta herramienta lograda y
esperamos que ahora que rige una norma tan relevante se le dé el debido
cumplimiento, principalmente por parte de ciertos organismos y ministerios
gubernamentales a la hora de decidir comprar afuera lo que podemos y sabemos
hacer acá.
Cuando levantamos las
persianas cada mañana; cuando cada mes pagamos dos quincenas; cuando decidimos
comprar un torno antes que bonos; esa es la industria que estabiliza al país,
la industria que responde y que no especula. Nosotros seguiremos insistiendo en conseguir más herramientas legales
realmente serias, útiles y puntuales, en base a dialogar y trabajar junto con los representantes de
los sindicatos, de las cámaras, de la educación, del Poder Legislativo y del
Poder Ejecutivo.
Mientras tanto, consolidemos entre todos a nuestra democracia, a
nuestra industria y a nuestro desarrollo sobre la base del respeto, la
tolerancia, la inclusión, la transparencia y la coherencia de nuestras
acciones.
Muchas gracias.
Lic.
Miguel Angel Sánchez
Ex Presidente y actual Vicepresidente
de la Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN)
Director Secretario (representación:
sector industrial) del Consorcio Regional Portuario de Mar del Plata
Miembro de la Junta Directiva de la
Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA)
Integrante de la Asociación de
Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA)